domingo, 9 de marzo de 2014

XXXIV Carrera Ciudad Universitaria

Con sólo un domingo de descanso respecto a la Media Maratón de La Latina, me presento a la XXXIV Media Maratón Ciudad Universitaria. Nunca antes había realizado dos competiciones tan seguidas. La intención con esta es poner velocidad y un entreno de calidad a la preparación. Estoy a falta de algo más de un mes para la Maratón de Rotterdam y hay que ir afinando. Mi hermano ha declinado la posibilidad de competir en la distancia de 21,097 km por ser demasiado volumen. Después de la buena actuación en La Latina, y con una marca superior a la de mi hermano Jorge en el 10.000 en esta temporada, mi intención es seguirle hasta donde pueda, sin mirar demasiado el pulso y buscando sensaciones. La carrera tiene un par de subidas complicadas y se distribuye en dos vueltas de 7 km cada una, terminando en el Complejo Universitario Madrid Sur (el estado de la Ciudad Universitaria).

La competición comienza a las 9:30h. Estoy allí puntual a las 8:15 y aparco sin problemas entre odontología y Aeronáuticos, una zona de sobra conocida en mi paso por la universidad. Poco viento y temperatura agradable de unos 10 ºC. La posibilidad de correr 7, 14 ó media Maratón hacen mucho más atractivas este tipo de competiciones. Mi hermano y yo nos reunimos dentro del estadio y allí nos cambiamos. Rodaje por los alrededores y progresivos como si fuese un 10.000, acompañados de nuestro amigo Javier, que quiere hacer una media maratón en su camino a su debut en MAPOMA (muchos grandes debuts este año). El calentamiento potente. Hay que empezar muy fuertes y calientes. Como siempre, inspeccionando la llegada de cada vuelta. La calle Martín Fierro y la parte que toca de subida de la avd. de Juan Herrera, prometen hacer mucha pupa, sobre todo en la última vuelta. Nos es un muro, pero es larga y tendida.

Nos colocamos bien. Como curiosidad veo a Cristina Pedroche en malla larga, cosa algo exagerada para la temperatura que hacía. No es para tanto en persona. Salimos volando cuesta abajo esquivando a gente y procurando no tropezar. Pasamos a Elena Ugena, una vieja conocida nuestra que compartió la Maratón de Hamburgo y con la que me mantengo contacto regular vía Facebook. La saludamos y a seguir, mientras ella nos grita “vamos esos hermanos valientes!”. Se enfila la primera cuesta que pasa por detrás de la Escuela de Arquitectura, bastante empinada. Por la avd. de la Complutense y los pasos por la facultad de Medicina y Farmacia, el terreno es bastante llano con algunos repechos arriba y abajo. Una carrera perfecta para mantener un buen ritmo de crucero. Todos los pasos kms muy bien señalizados y la mayoría, bien medidos. Los primeros kms a ritmos de escándalo, siguiendo la estela de mi hermano; 3:29, 4:07, 4:03, 3:56... Al paso por el km 6 noto que me cuesta mantener el ritmo infernal de mi hermano y comienzo a perder comba. La bajada por la parte trasera del estadio me da algo de oxígeno, pero me doy de bruces con la cuesta que me llevará al km 7 y a terminar la primera vuelta. Mi hermano me suelta definitivamente y, a paso por el km 7 ya me mete 20’’. El paso en el km 7 26:31 (3:47 el km). Un ritmo alto más lento que mi ritmo de 10.000. Sin duda, lo voy a pagar, porque voy a menos. Por supuesto, la media de pulso me da 2 ó 3 ppm por encima del 2º umbral.

En la segunda vuelta intento sobrevivir con un ritmo alto de sufrimiento y de supervivencia que no me haga derrumbarme completamente y me quede triturado en cualquier esquina. Aproximadamente por el km 11 ó 12, antes de llegar de nuevo a la Facultad de Medicina, Elena Ugena viene implacable con un pequeño grupo de 2 ó 3 personas a darme caza. A su paso le digo “vamos Elena, machácalos a todos, llévatelos por delante!!” La categoría que tiene esta atleta popular, con marcas de profesional, es descomunal. Como después me contará en la meta, ha tenido muchos problemas para conseguir un día libre para correr esta competición y no va a poder competir en la Media Maratón Cervantina (la siguiente que correré) porque se han agotado los dorsales y no tiene a nadie que le consiga uno. Es la cara más amarga del maratoniano popular. Se tiene que pegar por un dorsal una chica que, como se demostraría más adelante, hizo marca personal y ganó esa Media con 1:20:22 y que, conseguiría en la Maratón de Londres 2:48 (curiosamente el mismo día que yo competía en Rotterdam) siendo la 2ª mujer de su categoría de toda la maratón. El lado más amargo del atletismo sin cobrar y casi de profesional. No hay gloria. Sólo esfuerzo.

La segunda vuelta termina de nuevo con la última vez que paso la cuesta, la hago simplemente a muerte y enfilo la entrada para el estadio de bajada, que me llevará a un tartán donde esprinto y me meto en 55:29 (3:58 el km), lo que me da una segunda vuelta de 28:58 (4:08 el km), muy mal parcial que confirma un derrumbe en la 2ª vuelta en el que pierdo 2:27 respecto a la primera. Mi hermano me terminaría metiendo 1:07 en línea de meta.

Tal vez me equivoqué en el planteamiento de salir a ritmo de 10.000 en un 14.000, pero está claro que era muy difícil regularse en este tipo de distancias tan poco comunes. Mi hermano siempre dice que el condicional en atletismo no existe, así que, nunca sabré qué habría pasado si hubiese salido más conservador. Lo que está claro es que la carrera fue bastante buena, ya que me metí entre los 20 primeros de la general (el 18º) de 1234, siendo el 3º de mi categoría, cosa que da mucho valor a la marca y al palizón.

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